No se si el Miedo une o solo intensifica los sonidos, pero esta noche mi alma tiembla recordando a viejos lobos hambrientos aullando entre chopos. Y mi escudo aunque no sea mas que una tela, hace su función, pues parece tejida por impulsos de calor y cobijo y por las manos de una madre preocupada. Me tapo. Me tapo hasta que por su propio peso se bajan las persianas de mis ojos, y el Miedo como un niño que sabe que ha hecho algo mal, agacha la cabeza y se va...
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